Fin de una asignación: esta es una de las razones más frecuentes por las que se produce la repatriación. Si tu visado para trabajar en un país concreto está vinculado a tu puesto, puede que no tengas más remedio que regresar a casa.
Echar de menos a la familia y amigos: se trata de un factor de motivación para volver a casa para muchos expatriados que han estado en el extranjero durante un período prolongado. No importa lo asentado que puedas estar en tu segundo hogar, el apoyo de la familia y los buenos amigos no es fácil de replicar. Esto es particularmente cierto si decides empezar una familia mientras estás en el extranjero. Es posible que quieras que tus hijos crezcan cerca de sus abuelos u otros parientes.
Barreras idiomáticas: puede que vivir como expatriado haya resultado sencillo mientras trabajabas en tu idioma nativo pero, ¿qué ocurre después? Si no dominas con fluidez el idioma local, podría suponer todo un desafío dejar tu puesto actual para ocupar otro en tu destino como expatriado.
Problemas de salud: si tienes acceso a atención médica universal en tu país de origen, los problemas de salud podrían ser una razón para volver a casa. Es importante investigar con precaución si vas a volver a casa por este motivo, ya que es posible que no cumplas automáticamente los requisitos para acceder a la atención médica de manera inmediata.
Mejores perspectivas: por último, si tu familia y tú creéis que tus perspectivas profesionales son mejores en tu país de origen, esto podría despertar un deseo de volver a casa.