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Cómo poner fin a un
mal hábito


04 de enero 2022
 

Seis consejos para ayudarte a poner fin a ese mal hábito para
Todos tenemos un mal hábito al que queremos poner fin, como fumar, picar a altas horas de la noche, pasar demasiado tiempo en el sofá, comer comida basura, mordernos las uñas o actualizar nuestra cuenta de Instagram repetidas veces.

Sin darnos cuenta, adoptamos gran número de comportamientos y acciones automáticos todos los días. Estos comportamientos se llaman hábitos. Puesto que los hábitos requieren práctica y repetición para formarse, lo mismo ocurre cuando se trata de ponerles fin.

Existe un refrán, genio y figura hasta la sepultura, en el que hay algo de cierto. Aunque haya estudios que indican que se tarda 21 días en poner fin a un hábito, a menudo puede tardarse meses e incluso años. Poner fin a malos hábitos puede resultar difícil, especialmente si hemos estado adoptándolos durante mucho tiempo. Sin embargo y afortunadamente, es posible poner fin a un mal hábito, con trabajo duro, dedicación y un plan de acción.

Prueba nuestros seis consejos sencillos para ayudarte a poner fin a ese mal hábito para siempre. 

El primer paso para poner fin a los malos hábitos es entender cómo funcionan. Los hábitos, buenos o malos, siguen un patrón de tres pasos llamado “bucle del hábito”. En primer lugar, hay una señal, que es el desencadenador de tu comportamiento. Después está la rutina, que es el comportamiento en sí. Y, por último, el premio, que es la recompensa que crees que obtienes de la acción.

Señal: tienes estrés, rutina: coges una botella de vino, premio: te sientes relajado y feliz. El vínculo entre la señal y la rutina se refuerza cuando adoptas un hábito. Y, mediante la repetición, el vínculo se fortalece y queda más grabado en tu cerebro. 

Ahora que entiendes cómo se forman los hábitos, puedes centrar tu atención en cambiarlos. Si deseas poner fin a un mal hábito, tienes que identificar la señal que lo desencadena. Cada vez que adoptas tu mal hábito, pregúntate por qué lo haces. Identifica si hay situaciones concretas que parezcan desencadenar tu mal hábito. Toma algunos apuntes que te ayuden, incluidos el momento, el lugar y la emoción asociados al mal hábito. 
Estudios han demostrado que el mejor método para combatir un mal hábito es reemplazarlo por uno mejor. Por ejemplo, reemplazar el café por té verde podría ser más rápido que dejar la cafeína del todo. En lugar de beber una copa de vino, cámbiala por un vaso de agua con gas. O si estás deseoso de fumar un cigarrillo, intenta salir a realizar una carrera de corta distancia en su lugar. La idea aquí es que en esos momentos en los que estás deseando volver al viejo hábito tengas ya una alternativa que puedas disfrutar en su lugar. 
Motívate para cambiar tus hábitos con incentivos o premios por tus logros. Considera establecer un objetivo semanal y, si lo cumples, date un capricho. Saber que hay un premio en el futuro te motivará a no abandonar tu plan de poner fin al hábito.
Es mucho más fácil poner fin a un mal hábito si tienes la ayuda de una red de apoyo. La familia y los amigos pueden ser una ayuda fundamental para ayudarte a poner fin a malos hábitos. En los peores momentos pueden proporcionarte la fuerza y motivación que necesitas para seguir por el buen camino. Lo que funciona aún mejor es si puedes asociarte con alguien que comparta el mismo objetivo o que intente acabar con el mismo hábito. 

Incluso con las mejores intenciones, se producirán fallos. No tires la toalla si cometes un desliz durante el proceso. Ten preparado un plan para volver al buen camino. Cuanto más sigas intentándolo, más posibilidades tendrás de poner fin a un mal hábito. Las buenas noticias son que si eres persistente, tus nuevos comportamientos se convertirán también en hábitos.

Sigue un paso cada vez. Si te esfuerzas por salir a correr a primera hora de la mañana, comer más verdura verde o reducir el tiempo frente a la pantalla, tal vez descubras que disfrutas del cambio. 

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