Se tiene sensibilidad alimentaria si se tiene una mala reacción a un alimento cuyo consumo es, sin embargo, seguro para los demás. Las sensibilidades o intolerancias alimentarias afectan principalmente al sistema digestivo, aunque también pueden manifestarse en problemas de la piel o respiratorios tales como sarpullidos o secreción nasal. Si tienes una sensibilidad alimentaria, significa que tu sistema digestivo tiene dificultades para descomponer un alimento específico.
A diferencia de las alergias alimentarias, las sensibilidades alimentarias no suponen una amenaza para la vida. Si vives con una sensibilidad alimentaria, no se te pide restringir tu dieta de forma tan severa como ocurriría en el caso de una alergia alimentaria. Sin embargo, eso no quiere decir que las sensibilidades alimentarias no puedan ser problemáticas para las personas afectadas. Puedes tener una sensibilidad alimentaria durante muchos años y no saberlo, ya que los síntomas no aparecen de forma inmediata. El gluten y la lactosa son probablemente los desencadenantes más conocidos de sensibilidades alimentarias.