Qué es la sensibilidad alimentaria y cómo saber si la tienes

Enero 2024 

Las sensibilidades alimentarias están en aumento, estimándose que 1 de cada 5 personas tienen alguna forma de intolerancia alimentaria. 

Se tiene sensibilidad alimentaria si se tiene una mala reacción a un alimento cuyo consumo es, sin embargo, seguro para los demás. Las sensibilidades o intolerancias alimentarias afectan principalmente al sistema digestivo, aunque también pueden manifestarse en problemas de la piel o respiratorios tales como sarpullidos o secreción nasal. Si tienes una sensibilidad alimentaria, significa que tu sistema digestivo tiene dificultades para descomponer un alimento específico.

A diferencia de las alergias alimentarias, las sensibilidades alimentarias no suponen una amenaza para la vida. Si vives con una sensibilidad alimentaria, no se te pide restringir tu dieta de forma tan severa como ocurriría en el caso de una alergia alimentaria. Sin embargo, eso no quiere decir que las sensibilidades alimentarias no puedan ser problemáticas para las personas afectadas. Puedes tener una sensibilidad alimentaria durante muchos años y no saberlo, ya que los síntomas no aparecen de forma inmediata. El gluten y la lactosa son probablemente los desencadenantes más conocidos de sensibilidades alimentarias.

Las sensibilidades alimentarias pueden ocasionar síntomas no deseados y desagradables como, por ejemplo:

  • Enrojecimiento de la piel o sarpullidos
  • Dolor articular o muscular
  • Dolor de estómago o sensación de hinchazón
  • Confusión mental
  • Picor
  • Fatiga
  • Diarrea
  • Dolores de cabeza o migrañas
  • Congestión nasal o secreción nasal
  • Estornudos
  • Reflujo gastroesofágico/ardor de estómago
  • Irritabilidad o ansiedad
  • Náusea
  • Vómitos
  • Exceso de gas
  • Malestar gastrointestinal

Si notas ciertos síntomas regularmente como los citados anteriormente y no sabes qué otros factores pueden estar causándolos, es posible que tengas una sensibilidad alimentaria. Como los síntomas pueden tardar en manifestarse unos días después del consumo, identificar qué alimentos pueden ser los responsables de dichos síntomas puede resultar difícil y llevar su tiempo. Es por esto que, en el caso de muchas personas, las sensibilidades alimentarias no se reconocen en gran medida o se diagnostican de forma errónea.

La regla de oro para diagnosticar sensibilidades alimentarias es la dieta de eliminación, que consiste en retirar determinados alimentos de tu dieta durante períodos de dos a cuatro semanas para, después, ir reintroduciéndolos poco a poco y de forma gradual para ver si los síntomas regresan. Tu médico puede proporcionar orientación sobre cómo realizar una dieta de eliminación, y puede ayudar a determinar qué es lo que puede estar causando tus síntomas. 

Un análisis de sangre, organizado por tu médico, también ayuda a determinar si eres alérgico a alimentos específicos mediante la medición de las cantidades de ciertos anticuerpos en tu sangre. Las empresas comerciales ofrecen un análisis de sangre similar en forma de kits de prueba caseros. No obstante, es difícil dar un diagnóstico preciso sin tu historial clínico completo y los expertos tienen diferentes opiniones acerca de la precisión de los resultados, por lo que no se recomiendan.

También puedes llevar un diario de alimentación en el que detalles los alimentos que consumes, cómo te sientes y las reacciones. Al llevar un seguimiento de todos estos factores, podrás observar patrones en los alimentos que consumes y los síntomas que tienes. 

Una vez detectadas, las sensibilidades alimentarias se gestionan mejor con algunos cambios en el estilo de vida respaldados por un experto en nutrición:

Adapta tu dieta: Trabaja con tu médico o dietista para eliminar los alimentos desencadenantes y adaptar tu dieta para garantizar que obtengas suficientes nutrientes.  

Lee siempre las etiquetas de los alimentos: Al comprar o cocinar alimentos, es importante leer atentamente las etiquetas de información nutricional.

Cocina en casa: Cocinar en casa es una excelente forma de gestionar tus sensibilidades alimentarias, ya que tienes el control de los ingredientes de tus alimentos y puedes asegurarte de que tus comidas estén libres de alimentos desencadenantes. 

Sigue una dieta equilibrada Come muchos elementos integrales, verduras y fibra, y reduce tu consumo de alimentos procesados altos en azúcar, grasa y sal.

Ten cuidado cuando salgas a cenar: Es posible que consumas accidentalmente alimentos desencadenantes en restaurantes sin darte cuenta. Siempre es buena idea informar al personal del restaurante de tus requisitos dietéticos antes de pedir. 

Si sospechas que puedes ser sensible a un alimento o aditivo alimentario determinado, habla con tu médico o dietista sobre las opciones de pruebas y tratamiento.

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