No hay una definición formal ni ninguna prueba que la diagnostique. De hecho, no tiene nombre oficial. Los síntomas varían ampliamente (se pueden manifestar un día y desaparecer al día siguiente), lo que desconcierta a los científicos. Puede debilitar tanto que subir un simple tramo de escalera puede hacer que el enfermo vuelva a estar en cama durante días. Se trata del fenómeno conocido como “long haul COVID» (COVID a largo plazo), “post-COVID syndrome” (síndrome post-COVID) o simplemente “long COVID” (COVID persistente), y se está estudiando en pacientes de todo el mundo.
El aumento de evidencias médicas muestra que un número cada vez mayor de personas que contraen la COVID-19 siguen haciendo frente a una serie de síntomas post virales meses después de la infección. Incluso aquellos que tal vez experimentaran una enfermedad relativamente leve al principio han comunicado que siguen experimentando síntomas persistentes. La recuperación es errática, con síntomas crónicos e incluso nuevos de intensidad variable.
Tanto los informes anecdóticos como el creciente número de investigaciones sugieren que los enfermos experimentan fatiga persistente, falta de aire, "confusión mental» y dolores musculares, entre otros problemas crónicos, durante un tiempo tras desaparecer la infección. Muchos afirman que esta enfermedad prolongada afecta gravemente a sus vidas, impidiéndoles trabajar o disfrutar de las actividades cotidianas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comunicado que los síntomas pueden persistir o repetirse durante semanas o meses sin parar, mientras que algunos pacientes desarrollan complicaciones médicas que pueden tener efectos duraderos sobre la salud.
Aunque siguen saliendo cifras de personas afectadas por la llamada COVID persistente, un análisis del COVID Symptom Study, liderado por King’s College London, en el que millones de personas de Estados Unidos, Reino Unido y Suecia usan una aplicación para automonitorizar sus síntomas, ha descubierto que una de cada diez personas infectadas con el virus tienen síntomas que duran más de un mes. No se cree que las personas sean infecciosas durante el período más largo, pero sufren efectos a largo plazo.